NIS2: el nuevo lenguaje común entre CEO y CISO
La ciberseguridad ha dejado de ser solo una cuestión técnica. Con la entrada en vigor de la Directiva NIS2 y su próxima trasposición en una ley de cada Estado miembro de la UE, las organizaciones europeas están obligadas a replantear su modelo de gobernanza digital, de forma que lo que antes era una responsabilidad delegada en el área de TI o en el CISO, ahora pasa a ser un tema de consejo: una cuestión estratégica, regulatoria y reputacional.
La normativa NIS2 requiere más obligaciones y más supervisión; pero, sobre todo, exige más responsabilidad directa a los órganos de dirección.
Esto implica que los CEO y los CISO deben comenzar a hablar un nuevo idioma común: el de la resiliencia digital como valor empresarial. Y esa es una conversación que no puede posponerse.
De la gestión técnica al riesgo corporativo
Uno de los grandes cambios que introduce NIS 2 es que la ciberseguridad pasa a ser tratada como un riesgo estratégico de negocio, al mismo nivel que los riesgos financieros, operativos o de cumplimiento normativo.
Este hecho obliga al CEO y al consejo de administración a entender y supervisar las políticas de seguridad, los planes de continuidad y los mecanismos de respuesta ante incidentes. Ya no basta con “confiar en lo que hace el área técnica o nuestro proveedor de TI”. La Directiva establece una responsabilidad personal y potencialmente sancionable para los directivos que no actúen con la debida diligencia.
Por tanto, la primera conversación clave entre CEO y CISO debe girar en torno al nivel de riesgo digital de la organización. ¿Qué nivel de exposición estamos dispuestos a asumir? ¿Qué impacto tendría un incidente grave sobre la continuidad del negocio, la reputación o el valor para el accionista? ¿Qué acciones vamos a adoptar
El CISO debe ser capaz de traducir los indicadores técnicos —vulnerabilidades, alertas, métricas de detección— en términos de impacto empresarial, financieros y reputacionales, de forma que el CEO y la directiva perciba la afectación que podrían provocar a nivel de negocio. Y el CEO, por su parte, debe integrar esa visión en la estrategia corporativa para que la seguridad pase a ser una parte fundamental de la visión de negocio y la cultura de la empresa.
Gobernanza, reporting y rendición de cuentas
NIS 2 también exige a las organizaciones establecer mecanismos claros de gobernanza. Esto incluye que el consejo supervise y apruebe las políticas de ciberseguridad, que existan canales de reporte fijos y accesibles y que se documenten las decisiones adoptadas en esta materia.
En la práctica, esto significa crear espacios formales de comunicación entre el CISO, el CEO y el consejo, donde se compartan estadísticas, avances, posibles nuevos riesgos y planes de mitigación.
Algunas empresas ya están haciendo hueco en los Consejos de Administración o Comités de Dirección un orden del día en el que se incluyen puntos de ciberseguridad corporativa, donde el CISO tiene un asiento permanente y el CEO ejerce un rol de coordinación y seguimiento estratégico de los riesgos de seguridad de la información, sin olvidar aspectos de continuidad de negocio.
Este cambio de gobernanza no solo ayuda a cumplir con la normativa, sino que fortalece la confianza de inversores, clientes y socios en la capacidad de la organización para proteger sus activos digitales.
Inversión y priorización: el reto del equilibrio
Otro de los grandes temas de conversación es la asignación de recursos. NIS 2 no especifica cuánto invertir en ciberseguridad y continuidad, pero sí exige demostrar que se han adoptado medidas “adecuadas y proporcionales” al riesgo.
Esto obliga al CEO y al CISO a definir un marco claro de priorización e inversión, donde las decisiones se basen en criterios de riesgo, impacto y retorno.
El CISO debe justificar las necesidades de inversión con argumentos cuantificables —por ejemplo, indicadores de retorno de inversiones (ROI) en ciberseguridad, reducción de exposición o cumplimiento normativo—, mientras que el CEO debe garantizar que esas inversiones están alineadas con los objetivos estratégicos del negocio.
El resultado ideal es una visión conjunta, pasando de preguntarnos “¿Cuánto va a costar implementar esto?” a “¿Cuánto ganamos o vamos a evitar perder protegiéndonos de esta manera para evitar crisis?”.
La cadena de suministro: el eslabón más débil
Uno de los aspectos más desafiantes de NIS 2 es la extensión de la responsabilidad más allá de los muros de nuestra empresa, hacia la cadena de suministro. Las empresas deberán evaluar y gestionar los riesgos derivados de sus proveedores, socios tecnológicos y terceros críticos.
Esto implica una conversación entre CEO y CISO sobre los criterios de selección, evaluación y monitorización de partners. No basta con que la empresa esté segura: debe asegurarse de que todo su ecosistema lo esté también.
Es por ello que la colaboración entre todas las áreas de la empresa (legal, IT, compras, compliance, PRL, RRHH…) y la dirección es tan crítica, ya que un ataque a un proveedor podría llegar a tener el mismo impacto que uno directo a nuestra empresa. Esto convierte la gestión de terceros en una prioridad estratégica y no solo técnica o contractual.
Cultura, formación y liderazgo
La normativa NIS 2 exige que los miembros de la alta dirección reciban formación en ciberseguridad. No se trata solo de cumplir un requisito, sino de fomentar una cultura corporativa donde todos comprendan su rol en la protección digital de forma que todos comprendan los riesgos digitales y sus implicaciones.
El CISO debe adoptar un papel pedagógico y estratégico, ayudando al CEO y al consejo a entender las implicaciones reales de las decisiones que se toman en materia digital.
Por su parte, el CEO debe liderar con el ejemplo, integrando la ciberseguridad en el discurso empresarial, en los planes de negocio y en la narrativa hacia los empleados.
Solo con una cultura compartida hará posible que las políticas y controles tengan un impacto real, dejando de ser simple burocracia para pasar a ser hábitos corporativos innatos.
Conclusión: NIS2 como oportunidad de madurez y estrategia
NIS2 no debe verse únicamente como una carga regulatoria, sino como una oportunidad para elevar la madurez organizativa y escalar la ciberseguridad a los foros de Dirección desde un enfoque estratégico y de negocio.
Las empresas que aprovechen este marco para fortalecer el diálogo entre CEO y CISO no solo cumplirán la norma: aumentarán su resiliencia, su competitividad y su reputación.
En un entorno donde la confianza digital es ya un factor de diferenciación, las organizaciones que integren la ciberseguridad en su estrategia de negocio estarán mejor preparadas para el futuro.
Y ese futuro empieza hoy, con una conversación seria y estratégica entre quienes lideran la empresa y quienes la protegen.



